Es primavera. En la vega junto al Peñón, una veintena de autocaravanas –propiedad en su mayoría de personas mayores de nacionalidad extranjera– están estacionadas con tranquilidad en un solar propiedad del Ayuntamiento de Salobreña. Como si de una urbanización de viviendas se tratara tienen antenas parabólicas, los tendederos para la ropa limpia se colocan en los limpiaparabrisas, las mascotas se mezclan con los perros callejeros y las puertas de los automóviles se convierten en terrazas con sillas y mesas colocadas en torno a una tertulia vecinal. ¿Para qué es esto? ¿Pero será bueno, no? Preguntan estos extranjeros que han hecho de su habitáculo de cuatro ruedas su vivienda improvisada.
La relación entre turistas de autocaravana y el pueblo de Salobreña es excelente. Sólo hay que regularizar su situación. Así lo expresó el primer edil de la Villa, quien indicó que desde el Consistorio se está buscando una solución. Así, antes de que lleguen los meses de verano, el equipo de Gobierno presentará a pleno la aprobación de una ordenanza municipal que ordene el estacionamiento de autocaravanas. «No es un turismo que nos desagrade pero necesitan un lugar habitable con luz y alcantarillado por el que dejar correr las aguas grises, ya que es un servicio con el que hasta el momento no cuentan», expone el alcalde.
A día de hoy, el número de este tipo de turistas de carretera no es muy elevado pero, una vez llegada la época estival, las caravanas que se aparcan en estos solares colindantes al Peñón puede superar los dos centenares: «En Salobreña no hay un espacio adecuado y hay ocasiones en las que son más de 200 automóviles. En verano, estos espacios se dedican al estacionamiento de los vehículos de los visitantes de la Villa por lo que la convivencia es imposible, entre otras razones, por la falta de espacio», señala Fernández Pulido que aclara que son permisivos porque no generan ningún tipo de problema pero que no puede pasar más tiempo sin encontrar una ubicación para este tipo de turismo que «interesa al pueblo».
En los meses de verano, los solares que ahora ocupan las caravanas sirven como aparcamiento para los turistas que visitan la playa de La Guardia y el Peñón. Una de las premisas del gobierno municipal, por tanto, es habilitar un espacio con servicio de alcantarillado y recogida de residuos que sirva como residencia para los autocaravanistas. «Queremos buscar un espacio municipal que, adecuado a las necesidades de estas personas, sirva para su estacionamiento con el pertinente beneficio municipal. Así ganamos todos; el Ayuntamiento cobrará una cifra simbólica por el uso de este espacio y los visitantes podrán aparcar sus vehículos y vivir en Salobreña sin molestias», apunta el primer edil.
Mientras redactan la normativa quieren ser laxos explica el alcalde que cuenta que cuando se prohibió estacionar en el paseo de la playa y en el resto de vías públicas lo acataron sin problemas. «Ellos también están esperando un lugar para situarse definitivamente», señaló Fernández Pulido.
La falta de iniciativa privada es, en opinión del primer edil, otro de los problemas. Y es que en Salobreña no existe un camping como tal desde que hace años desapareciera el único. «Quiero hacer un llamamiento desde aquí poniendo a servicio de las empresas suelos disponibles dentro del planteamiento urbanístico porque, además de que la demanda es muy grande, ese servicio puede generar un gran beneficio tanto para el pueblo como para el empresario interesado».
Al contrario de lo que ocurre en municipios vecinos como en Motril, donde el libre estacionamiento de caravanas se prohibió con apenas éxito, no hay una competencia desleal que haga de este tipo de turismo una lacra para la economía de Salobreña; al revés, una vez regularizada la norma «servirá como otra fuente de ingresos para el pueblo», aseguró el regidor.
Aunque autocaravanistas y salobreñeros viven en armonía y concordia, a todos se les pide el mismo respeto. Ni barbacoas, ni hogueras ni acampadas ilegales. «Si a un vecino no se le permite poner su tienda de campaña o encender una hoguera en la puerta de su casa tampoco se lo podemos permitir a los autocaravanistas», aseguró González Pulido que admite que hay un vacío legal en este sentido que se prevé cubrir con una ordenanza que hará que en verano el turismo de la autocaravana deje de ser un quebradero de cabeza y se convierta en una fuente de riqueza.
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